12na PUERTA GRANDE PARA DIEGO VENTURA EN LAS VENTAS
La gran pregunta que se han hecho miles de personas ayer en la plaza de Madrid: ¿hubo o no un rabo para Diego Ventura en el quinto toro?. El presidente sacó tres pañuelos, tal vez el tercero como si fuera el segundo repetido para confirmar, a su vez, la concesión, tal vez embarullada, la segunda oreja. En todo caso, con rabo o sin él Diego Ventura ha redondeado la tarde más importante de su larga trayectoria de triunfos en Madrid.
En su primer toro con ese lujo de caballo llamado Sueño lo bordó, especialmente en un quiebro angustioso, aguantando cabalgadura y jinete la embestida del toro hasta dejarlo llegar a un metro y clavar de formas soberana. Toda la actuación de Ventura en este toro estuvo medida, exacta, en los terrenos precisos, manejando siempre los tiempos tanto en la monta como en los encuentros con el buen toro de la buenísima corrida de Carmen Lorenzo. Actuación redonda que emborronó con un horrendo rejonazo en los bajos y dejó lo que serían dos orejas en saludos desde el tercio.
Y el quinto, manso y correoso, la lección fue total de doma, rejoneo y, en suma de toreo, del mejor, con una muerte espectacular del toro. Ventura se enfrentó al clásico manso que quiere irse a tablas pero que ,además, aprieta con saña en ese terreno de tablas. Diego lo enceló para llevarlo cosido a la cincha y ganarle la pelea. Como guinda dos quiebros portentosos con Nazarí, otra figura de los en esto de los de cuatro patas. Todo un derroche. Hubo, sí, petición de rabo. No se cortó pero Ventura se consagraba como indiscutible número uno actual del toreo a caballo
Galán y Hernández le acompañaron en la salida en hombros. Galán clavó con facilidad y lo hizo todo muy reunido y Hernández puso juventud y velocidad en los encuentros, sobrando a cada uno de ellos una orejita de las dos cortadas. La triple salida en hombros un premio excesivo para los acompañantes de Ventura. Y es que no hubo color.
En su primer toro con ese lujo de caballo llamado Sueño lo bordó, especialmente en un quiebro angustioso, aguantando cabalgadura y jinete la embestida del toro hasta dejarlo llegar a un metro y clavar de formas soberana. Toda la actuación de Ventura en este toro estuvo medida, exacta, en los terrenos precisos, manejando siempre los tiempos tanto en la monta como en los encuentros con el buen toro de la buenísima corrida de Carmen Lorenzo. Actuación redonda que emborronó con un horrendo rejonazo en los bajos y dejó lo que serían dos orejas en saludos desde el tercio.
Y el quinto, manso y correoso, la lección fue total de doma, rejoneo y, en suma de toreo, del mejor, con una muerte espectacular del toro. Ventura se enfrentó al clásico manso que quiere irse a tablas pero que ,además, aprieta con saña en ese terreno de tablas. Diego lo enceló para llevarlo cosido a la cincha y ganarle la pelea. Como guinda dos quiebros portentosos con Nazarí, otra figura de los en esto de los de cuatro patas. Todo un derroche. Hubo, sí, petición de rabo. No se cortó pero Ventura se consagraba como indiscutible número uno actual del toreo a caballo
Galán y Hernández le acompañaron en la salida en hombros. Galán clavó con facilidad y lo hizo todo muy reunido y Hernández puso juventud y velocidad en los encuentros, sobrando a cada uno de ellos una orejita de las dos cortadas. La triple salida en hombros un premio excesivo para los acompañantes de Ventura. Y es que no hubo color.
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